Des-Mitificando ( parte 1)

En nuestra cultura la alimentación está basada en el consumo de carne ( de vaca, de pollo ó pescado) como el centro de los platos. En general se entiende  que gracias a la carne hemos sobrevivido y es la gran “aportadora” de muchos nutrientes imprescindibles para el buen desarrollo y mantenimiento de la salud. 
En base a este entendimiento es común que cuando una persona manifiesta su opción de ser vegetariana, en su entorno inmediato surjan todo tipo de controversias. Algunas veces se esgrimen oposiciones de índole “médica”, otras veces porque se afecta la armonía familiar, cuando por ejemplo, quien cocina se ofende al ser rechazado el plato que ofrece. 

Mito 1: “Los médicos y otros profesionales de la salud, no nos entienden, no podemos decir que somos vegetarianos porque van a criticarnos”

Ahora bien, hay que conceder a la crítica que es muy cierto que  si el plato sustancioso se centra en la carne, correr la carne y comer solo la guarnición ( papa, batata, calabaza, ensalada), NO ES UNA BUENA ALIMENTACIÓN. Y desde ya que esta mala alimentación nos debilita.Cuando vamos a la consulta médica, y se nos refiere que sin carne no se puede, en ese punto y en ese estado: TIENE RAZÓN. Es acertado el profesional que al ver a alguien totalmente debilitado, que sólo come papa y lechuga indicarle que vuelva a la carne. 
Por lo tanto,  No son “MALOS”, “POCO ABIERTOS”, ni “ESTAN EN NUESTRA CONTRA” los profesionales que nos cuestionan, solemos parecer locos, en cuadros de salud a los que a veces llegamos.


Mito 2: “Mi familia se opone a mi decisión, no entienden, no acompañan”
Muchas veces el vegetariano de una familia hace sentir a los otros que está cuestionando los hábitos de vida o la formas en que esa familia expresa  sentimientos como el amor, el cuidado hacia el otro (como un churrasquito ó un pollo hervido es la forma de cuidar a un enfermo ó un asado el modo de agasajar a los familiares o los amigos). 
Refutar estas creencias tan instaladas y naturalizadas no es un trabajo menor. Ciertamente no genera lo que se dice amor y aceptación inmediata.
Con todo este panorama, salir del rol de incomprendidos y pasar a un rol de integradores, es nuestra tarea y creo, nuestro compromiso, ya que somos quienes estamos haciendo el cambio, casi podemos decir, de paradigma
Está en nosotros, asumir un cambio consciente, lúcido y con fundamentos, está en quienes queremos cambiar estas estructuras predicar con el ejemplo y no con la teoría, está en nosotros devolver con todo el mismo amor que nos dan en esos eventos, ofreciendo platos para compartir, sabrosos, y nutritivos, sin generar discordia, sumar a la reunión, no separarnos del resto.

Una de las primeras formas de asumir el cambio a ser vegetariano, es saber que implica RESPONSABILIDAD, implica conocer cosas y formas nuevas, saber los puntos críticos y saber como compensarlos, cocinar, reformular la alacena, sumergirse en un mundo nuevo, distinto al que la cultura ofrece  y el cual, históricamente mostró todo el amor, con que  nos han criado las madres y ó abuelas.
Es sabroso, está lleno de opciones, pero es distinto, es nuevo, exige saber, conocer, investigar, meterse en la cocina, probar y experimentar. 

Asumir un cambio de hábito, de conciencia y de forma no se hace a la ligera, sin responsabilidad ni compromiso, si queremos hacerlo, lo primero es interiorizarnos y con criterio ELEGIR BIEN.

La buena noticia del caso es que SI SE PUEDE y que según la ADA (Asociación  Americana de Dietistas), en conjunto con la Asociación de Dietistas e Canadá, expresaron que:
“Las dietas vegetarianas adecuadamente planificadas son saludables, nutricionalmente adecuadas, y proporcionan beneficios para la salud en la prevención y el tratamiento de las enfermedades”.


 Es nuestra tarea:-“De mitificar, asumir la responsabilidad y tener compromiso, asumir este cambio desde la salud, la conciencia y la integración”