viernes, 6 de mayo de 2011

Sacarle "peso" al peso





A medida que transcurren los encuentros con mis pacientes, nos sinceramos y profundizamos en ciertos aspectos relativos al “tratamiento”.  Advierto que para ellos “tratamiento”, lo que comieron o dejaron de comer, las pautas que lograron incorporar y aquellas que no adquirieron, tienen un peso subjetivo, independiente del que se observa en la balanza.
Para abordar el exceso de peso, entonces, se torna necesario sacarle peso a la cuestión.  Esa carga (extra) no colabora con la propuesta de  reencontrarnos y que el  síntoma del sobrepeso se re-signifique en un aprendizaje pendiente.
En algunos casos  “sacarle peso”, es pedir el turno con el nutricionista. Dejar de preocuparse y empezar a ocuparse del tema. Algunas anécdotas con mis consultantes son ilustrativas de esto.
Después de unas largas vacaciones mi paciente me llama, estaba desorientada, creía haberse desordenado, haber engordado. Al acordar un encuentro me dice: “eso ya me alivia”, a lo que le retruco,  “ te saca un kilo de encima”. Entonces pudo reírse del peso que le había puesto a toda esta situación de tener la sensación de haber dejado el tratamiento, de haber engordado, de haberse desordenado. Cuando nos vimos lo que la balanza indicaba era un descenso en su peso. Claro que para mi paciente el “peso” mental de haberse desconectado del tratamiento le generaba una “gordura mental” que no colaboraba con su situación, la ponía ansiosa.
También resulta ilustrativo, aunque por sentido contrario, el caso de otra paciente que me manifiesta que el tiempo mental y económico que le dedicaba a los tratamientos para adelgazar la cargaba, “le pesaban”. Ante esta representación negativa del tratamiento le propuse que deje el lugar de paciente eterna y salga del estado de “dieta”. Desde luego que eso iba de la mano con hacerse cargo de su alimentación,  moderarse, auto-regularse. Dejar de estar al tratamiento no implicaba volver a atraconarse o perder el camino andado. Desde ya que no es “la idea” que el acompañamiento profesional sea eterno.
En otros casos, el peso excesivo aparece en las palabras, los malos tratos (incluidos los auto- inflingidos), las palabras de reproche, a veces por no lograr incorporar las pautas que conducen a adelgazar.
Ciertamente, todas y todos, quienes  se proponen hacer un tratamiento nutricional tienen en su mente un “ideal” (a veces rayano con lo infantil), que no siempre es posible, y en algunos casos, “pesa” la sensación de que sólo ellos están impedidos de acceder a él.
Ahora bien, es importante entender que la angustia asociada al sobrepeso no cederá con sólo llegar  al peso ideal.  Si esta angustia es suscitada por un vacío existencial, no será mágicamente superada con el descenso de todos los kilos deseados porque aún llegando a ese peso el vacío vuelve a taparse con comida.  Entiendo que ese vacío existencial sólo se satisface con espiritualidad, que le quita peso, lo aliviana.
En síntesis, el PESO esta lleno de PESO. De un peso pesado. Esta tarea de “quitar peso” a presiones, palabras, tratamientos, de re ubicar el verdadero sentido de un cuerpo sano,  es una buena forma de desandar un camino que condujo a tener mucho peso extra.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario