lunes, 22 de agosto de 2011

Segunda parte del fragmento de Castaneda: La Claridad



Hay una frase popular que dice: " No aclares que oscurece", cuando la claridad deja de ser una ayuda para ser un problema, por que creemos que "vemos, sabemos y o entendemos" lo que estamos haciendo, lo que va a suceder luego, perdemos el valor de la "humildad", que permite el deslumbre diario, y la capacidad de seguir aprendiendo.

He aquì el segundo enemigo de conocimiento que menciona Castaneda en "Las enseñanzas de Don Juan":


La claridad.

"...A cambio del miedo ha adquirido la claridad: una claridad de mente que borra el miedo. Para entonces, un hombre conoce sus deseos; sabe cómo satisfacer esos deseos. Puede prever los nuevos pasos del aprendizaje, y una claridad nítida lo rodea todo. El hombre siente que nada está oculto, "Y así ha encontrado a su segundo enemigo: ¡la claridad! Esa claridad de mente, tan difícil de obtener, dispersa el miedo, pero también ciega.

"Fuerza al hombre a no dudar nunca de sí. Le da la seguridad de que puede hacer cuanto se le antoje, porque todo lo que ve lo ve con claridad. Y tiene valor porque tiene claridad, y no se detiene en nada porque tiene claridad. Pero todo eso es un error; es como si viera algo claro pero incompleto. Si el hombre se rinde a esa ilusión. de poder, ha sucumbido a su segundo enemigo y será torpe para aprender. Se apurará cuando debía ser paciente, o será paciente cuando debería apurarse. Y tonteará con el aprendizaje, hasta que termine incapaz de aprender nada más.

-¿Qué pasa con un hombre derrotado en esa forma, don Juan? ¿Muere en consecuencia?

-No, no muere. Su segundo enemigo nomás ha parado en seco sus intentos de hacerse hombre de conocimiento; en vez de eso, el hombre puede volverse un guerrero impetuoso, o un payaso. Pero la claridad que tan caro ha pagado no volverá a transformarse en oscuridad y miedo. Será claro mientras viva, pero ya no aprenderá ni ansiará nada.

-Pero ¿qué tiene que hacer para evitar la derrota?
-Debe hacer lo que hizo con el miedo: debe desafiar su claridad y usarla sólo para ver, y esperar con paciencia y medir con tiento antes de dar otros pasos; debe pensar, sobre todo, que su claridad es casi un error. Y vendrá un momento en que comprenda que su claridad era sólo un punto delante de sus ojos. Y así habrá vencido a su segundo enemigo, y llegará a una posición donde nada puede ya dañarlo. Esto no será un error ni tampoco una ilusión. No será solamente un punto delante de sus ojos. Ése será el verdadero poder.

"Sabrá entonces que el poder tanto tiempo perseguido es suyo por fin. Puede hacer con él lo que se le antoje. Su aliado está a sus órdenes. Su deseo es la regla. Ve claro y parejo todo cuanto hay alrededor. Pero también ha tropezado con su tercer enemigo: ¡el poder!..."

Este fragmento continúa, pero me invita a una reflexión, en mi vida general, pero en mi rol como nutricionista en particular, en este aprendizaje constante que se abre y edita en cada encuentro y con cada particularidad, a no sentir nunca que "ya se" lo que el otro necesita, a no tener, discursos pre hechos ni dietas estandarizadas, a recuperar en cada encuentro el asombro y la sorpresa. Lo escribo como una aspiraciòn, que espero poder recordar y sostener y como una invitaciòn a que cada uno, en su puesto ( el que sea), no caiga en la inercia y el descuido.

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